Fiesta Nacional del Ternero - Ayacucho

 

     Con motivo de la Fiesta Nacional del Ternero y Día de la Yerra de la localidad de Ayacucho, de la provincia de Buenos Aires, el 12 de marzo pasado tuve la oportunidad de asistir a la Chacra Municipal “Brigadier Juan Manuel de Rosas”, para disfrutar de una programación variada y muy entretenida que evoca las tradiciones y costumbres del hombre de campo.

    Allí asistí a distintas Jineteadas, la presentación de Tropillas Entabladas y el Entrevero. protagonizado por excelentes jinetes de diferentes puntos del país y una caballada dispuesta para la “topada” que brindan un espectáculo de excelente nivel y mantiene expectante a la multitud.

Jineteada: 

     La jineteada consiste en aguantar firme sobre el lomo del bagual - que es el caballo sin amansar - durante un período que va de 6 a 15 segundos según de la categoría en la que se esté concursando. 

    Para comenzar la prueba, el potro salvaje se ata a un palo o palenque y allí es montado por el jinete que solo puede estar acompañado por los palenqueros y un ayudante. Antes de ser soltado, el animal debe quedar con las ancas dirigidas hacia los corrales, las cuatro patas apoyadas en el piso, sin amagos de corcovear y con el jinete en posición de listo. Para no distraerlo durante este proceso, se le cubre los ojos con un lienzo.

     Sin embargo, a veces la cosa se complica un poco. Hay potros que no son muy afectos a esperar la campana inicial para presentar batalla, por lo que  jinete debe bajarse y volver a empezar su rutina hasta que todo quede todo aprontado conforme las reglas.

 

    Cada participante dispone de tres minutos como tiempo máximo para realizar su prueba, a partir del momento que finalizó el jinete anterior. Si pasado ese tiempo no ha salido a la pista, queda descalificado sin más trámite.

     


      

    Al sonar la campana, se entablará una lucha sin cuartel entre el animal y el jinete, que intentará en todo momento mantenerse montado sin charquear - tocar al potro con las manos -, ni castigarlo en la cabeza, cumpliendo los requerimientos de cada categoría.  

 

     Un relator anima la fiesta, presentando al jinete y al pago al que representa, describiendo al potro y la tropilla a la que pertenece, poniendo color criollo al desempeño del concursante. Es secundado por un payador que a continuación de cada jineteada improvisa unos versos con la dosis de humor o heroísmo que las circunstancias ameriten.

 

     Mientras unos se encuentran llevando a cabo su destreza, otros se aprontan para demostrar su valentía. Me imagino la adrenalina que debe correr por sus venas en ese momento...

     Los jueces califican cuatro aspectos de la performance: Al jinete se le otorgarán un máximo de 10 puntos por su desempeño, mientras que los tres restantes ítems corresponden al  potro, las espuelas y la elegancia, los cuales serán puntuados con un máximo 5 puntos cada uno.

      Las caídas son espectaculares y dolorosas, aunque la mayoría de las veces los concursantes suelen incorporarse rápidamente, cojeantes y maltrechos, pero orgullosos de poder sobreponerse a semejante porrazo.

  

  En otras oportunidades son los bravos corceles los que muerden el polvo. Sin embargo muchos habilidosos jinetes logran seguir en competencia, reincorporando al animal, sin siquiera dejar de montarlo. Una destreza realmente sorprendente a la que nos tienen acostumbrados estos valientes.

 

   Durante la jineteada, los baguales corcovean todo el tiempo y suelen pararse en dos y hasta en una sola pata.

    Aunque hay veces que el animal se pasa de rosca y cae pesadamente hacia atrás, dando una vuelta campana y aplastando al jinete de espaldas contra el piso. En mi corta experiencia en estos eventos puede ver que estas caídas son de las más peligrosas. En esta oportunidad vez la ambulancia se llevó a tres de los participantes al hospital. 

    Es un error muy común confundir conceptos de “doma” y  "jineteada", cuando en realidad tienen significados casi casi contrapuestos.  Mientras la doma refiere a la tarea de amansar a un animal,  en la jineteada se premia la capacidad del hombre para aguantarle los córcovos.

     Darío Gieco, un organizador de estos espectáculos, explica que “la condición de bravura", está en el genio del caballo, en el gen mismo del equino, característica que se advierte después que se lo ha “palenqueado” y se lo ha expuesto a las prácticas que se utilizan para amansarlo y a las que el animal termina resistiendo. Conocido el dato, el caballo es vendido a un tropillero quien lo reserva entonces para atracarlo en los palenques de las jineteadas. Es decir que el caballo nace y muere siendo indómito”. 

   Cuando la campana anuncia la finalización de la prueba, el participante deberá abstenerse de seguir castigando y jineteando, de lo contrario se le aplicará un descuento de puntos. Los jinetes que han logrado mantenerse montados al animal, serán rescatados por paisanos que encerrarán al bagual con sus caballos y permitirán que el participante se monte a uno de los suyos. Luego se llevarán al potro a los corrales. 

   Al término de la jineteada llegó el turno de admirar la belleza femenina, con la presentación en sociedad de las jóvenes concursantes al cetro de reina de la Fiesta. Finalmente ganó mi favorita, la morocha del Hogar de Ancianos Francisco Javier.

  El receso invitaba a comer una buena porción del típico costillar al asador y unos buenos chorizos.

      

    Gauchos y paisanos se reunían para comentar las alternativas de la competencia, vestidos con sus mejores pilchas  ...

 
        Observen el infaltable facón labrado que lleva el gaucho en la espalda, insertado en un ancho cinturón de cuero adornado con monedas o incrustaciones de alpaca, plata y oro.

       Y una hermosa rastra de plata y oro con las iniciales de su nombre.

      Los más pequeños también disfrutaban de la fiesta...

    La ocasión era ideal para recorrer las talabareterías ambulantes que ofrecían elegantes sombreros, ponchos, monturas, estribos, frenos, espuelas y demás guarniciones necesarias para la caballería.

    

       

    Mientras tanto, los corrales se llenaban de caballos que venían de todas partes del país a  competir en las pruebas de tropillas  y entrevero. 

 

 

Tropilla Entablada y Entrevero:

   La cría de caballos es bien distinta a la del ganado vacuno u ovino que vive en rebaños. Los caballos viven en familias sometidas a un solo jefe, ya que la presencia de muchos padrillos produciría luchas cuyo resultado sería la dispersión de piaras enteras perseguidas por el más vigoroso o más reñidor. Así los potros, cuando llegan a la pubertad son expulsados por los celos del caballo padre. A consecuencia de ello, los gauchos los reúnen en tropillas, dirigidas por una yegua, alrededor de la cual se agrupan después de la castración.  

  Para hacer una tropilla es necesario entablarla, esto es, establecer entre los animales que la componen un lazo de familia, ilusorio pero necesario, y enseguida domar uno a uno los potros cuando tienen la edad y la fuerza convenientes.

   Primero es preciso habituar al ganado al sitio elegido para que viva, paste y se encariñe con los demás animales que la componen. La operación es la misma, trátese de una manada sometida a un caballo padre o de una tropilla confiada a una yegua (madrina) a la cual se le coloca un cencerro o campana en el cuello, con una diferencia, que ésta ejerce una especie de autoridad pasiva, no la positiva que tiene el caballo padre. Es necesario, en consecuencia, dirigir esa pasividad, agrupar la familia alrededor de su jefe, acostumbrándola al cencerro que lleva, lo que ha de ser de gran utilidad en los viajes largos. 

    Cuando esto se haya conseguido y se quiera acampar durante la noche en un terreno de cualquier llanura desconocida, bastará trabar la yegua para que los caballos pasten en torno suyo libremente sin intentar alejarse.

¿Cómo se hace una tropilla? (por Martin Hardoy)

1. Se eligen los caballos machos castrados lo mas parejos posible de tipo y color o pelaje. Las tropillas siempre son de caballos machos con una yegua. El gaucho no anda en yegua y entonces no hace tropillas con yeguas aunque si quisiera podría.

 

2. Se elige una yegua a la que se llama “Madrina” y se le coloca un cencerro. La yegua debe ser bien mansa pero al mismo tiempo tendrá que tener carácter. El ideal son aquellas que dentro de los grupos de potrancas o yeguas corren delante. La yegua puede ser o no del mismo pelaje que los caballos. El sonido del cencerro nunca es igual de otro. Esto es bien importante pues cada caballo ha de seguir a ese sonido de día y por las noches o a su madrina. La yegua tiene el cencerro puesto siempre. El tropillero no anda la yegua madrina.

3. Muchas tropillas también tienen un caballo de un color diferente al que llaman “el lunar”. En realidad se usa el lunar para diferenciar a una tropilla cuando se mezclan todos los animales y aparecen tropillas de idéntico pelo y tipo de animales. Es una forma mas de diferenciar el grupo y un lujo mas en la tropilla.

     La ultima prueba que tuve la oportunidad de presenciar es "el entrevero". Consiste en el encierro de todos los machos de las tropillas concursantes en una especie de corral, apartando a las yeguas madrinas que cohesionan cada grupo. Los gauchos hacen cabalgar a los caballos para que se mezclen unos con otros. Luego comienza la verdadera competencia: Cada gaucho debe reunir en el menor tiempo posible a su tropilla entera ayudándose con la yegua madrina. Obviamente el primero que lo logra es el ganador. 

   El entrevero de tropillas tiene un origen curioso que se remonta exactamente a 1971 en la Fiesta de la Tradición de San Antonio de Areco.  Se estaba por largar el concurso de la mejor tropilla entablada y terminándose la jineteada.    Fue allí donde se produjo un serio incidente entre Johnny Sills, el veterano organizador de ese espectáculo, y Tito Tailhade, de genio vivo, desenvainó el cuchillo y amenazó a Sills, que, para disuadir la inminente agresión, sacó su revólver y disparó al aire. El desbande del público fue instantáneo. Ante la situación, Roberto Sills, hijo de Johnny, se acercó y levantó a su padre en ancas de su caballo, emprendiendo el galope para alejarlo del lugar.  

   La jura de las tropillas estaba por comenzar. El comodoro Juan José Güiraldes escuchaba a su hermano Adolfo la advertencia de que el público, ante la gravedad del incidente, se dispersaría, malogrando la fiesta. Fue entonces que el comodoro, sin tono de alarma, se dirigió a los tropilleros ordenándoles que salgan a la playa y que, en orden, hagan galopar a sus tropillas. "Galopen, galopen, galopen", era la repetida indicación. Así lo hicieron. El campo se pobló de a poco con las cincuenta tropillas.

    Una vez que cumplieron con la indicación, recibieron otra: "Crúcense, crúcense, crúcense". Y así se produjo el inesperado espectáculo de un remolino enorme de caballos de todo pelaje, mezclados al galope, deshecha la formación de la tropilla. En medio de la polvareda se oían tañidos de cencerros, relinchos, retumbar de vasos, animados gritos. 

   El público olvidó el conato de pelea. Asistió a ese espectáculo, que culminó con todas y cada una de las tropillas integradas, sin la pérdida de ningún animal. La ovación que recibió el espectáculo, fuera absolutamente del programa, y fruto de la inspiración espontánea, resultó el origen de la muestra del genio creador e intuitivo del hombre de a caballo argentino. Desde aquel entonces se está haciendo popular el entrevero de tropillas en las fiestas gauchas. La propiedad intelectual no es agraviada, pues las destrezas son de todos y no son de nadie.

Fuentes consultadas y relatos extractados de:

http://www.fiestadelternero.org.ar/
http://www.eldiario.com.ar/diario/interes-general/70216-duele-mas-el-tacho-que-la-jineteada.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Jineteada_gaucha
http://www.tradiciongaucha.com.ar/
http://www.lanacion.com.ar/196402-antigua-habilidad-criolla
http://www.sanantoniodeareco.com/actividades/agenda-de-eventos/ev-137-fiesta-de-las-tropillas-entabladas

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