Ensalada de Rúcula, Queso Azul y Aceitunas Griegas

    

  Hoy prepararemos una ensalada ideal para los amantes de los sabores particularmente intensos, combinando una  suave hoja verde como la rúcula, con un queso azul y aceitunas griegas - aquellas que son desecadas y quedan arrugaditas tipo pasas - con un gusto muy pronunciado.  

   Seguramente el queso azul más famoso es el origen francés Roquefort, en cuyo proceso de fermentación láctea se inocula y prolifera un moho azul llamado Penicillum Roqueforti, pero también pueden utilizar un Gorgonzola italano, el Cabrales español de la región asturiana, o el Stilton inglés entre otros.

   

    Sin llegar a la excelencia de los de origen, aquí en Argentina se fabrican algunos quesos azules accesibles y de muy buena calidad, como entre otros, el de las marcas Verónica o Santa Rosa, así que no tendrán que gastar fortunas en quesos extranjeros para obtener buenos resultados.

    
Ingredientes: (para 2 personas)

Rúcula: .......................................... 1 atado
Queso Azul: ................................... 100 g
Aceitunas griegas: ........................... 10 u.
Cebolla: .......................................... ½ mediana
Pan lactal: ....................................... 2 lonjas
Aceite de oliva extra virgen: ............... a gusto
Aceto Balsámico: ............................. a gusto

La paradoja francesa 

     A pesar de seguir una aparente mala dieta rica en grasas, los franceses tienen una de las mayores esperanzas de vida en Europa y de las más bajas tasas de enfermedad cardiovascular en el mundo desarrollado.  Hasta ahora, se había atribuido gran parte esta paradoja al consumo regular de vino tinto y su consiguiente alta exposición al resveratrol, pero los últimos estudios sugieren que en realidad su suerte también puede atribuirse al queso que comen, sobre todo las variedades con moho, los que promueven la salud y la longevidad. 

    Las investigaciones  señalan que el consumo de queso reduciría los niveles de LDL (el colesterol malo) y la presión arterial, ambos factores que podrían disminuir la incidencia de enfermedades del corazón. Además, el queso baja los marcadores séricos de inflamación como la proteína C reactiva, factor de necrosis tumoral y las interleucinas 6 y 8 (los niveles más bajos de estos compuestos se asocia con el riesgo de cáncer y mortalidad). La razón de estos efectos es que mientras el queso está madurando, las bacterias producen numerosos nuevos péptidos activos exógenos y macromoléculas que pueden tener beneficiosos efectos biológicos en los seres humanos.

  Sin dudas habrá muchos nutricionistas y científicos que no estén muy de acuerdo con esta conclusión, pero la calidad de vida de los franceses es una muestra palpable de que puede ser real.

Preparación:

1. Lavamos y secamos con esmero la rúcula y la llevamos al recipiente donde serviremos la ensalada.

2. Sumamos el queso azul cortado en pequeños dados. Para apreciar en plenitud toda la cremosidad y gusto de estos extraordinarios quesos es importante consumirlos a temperatura ambiente, así que deberemos sacarlos una hora antes de la heladera. Particularmente me gusta cortarlos en pequeños dados y conservarlos en aceite de oliva extra virgen junto con bayas de pimienta negra, alguna hoja de  laurel, orégano y ají molido.  

3. Sumamos la cebolla cortada en láminas bien delgadas y las aceitunas griegas.

4. Para hacer unos crugientes croûtons, tomamos dos rebanadas de pan lactal o de molde, le sacamos la corteza y los cortamos en pequeños cuadrados.

5. Los freímos con un poco de aceite de oliva extra virgen. Para darle aún más sabor, en este caso yo usé parte del aceite adobado donde estaba conservado el queso azul.

6. Una vez bien tostados solo nos resta agregarlos a la ensalada y condimentarla con un poco aceite de oliva extra virgen y aceto balsámico de módena. Opcionalmente pueden agregarle unas nueces que combinarán de maravillas con la preparación.

 

       Para los amantes del vino, les recomiendo maridar este plato de gustos potentes con alguno de cosecha tardía, un oporto no muy añejo o un tinto de muy buen cuerpo.

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